Permanece entre nubes la promesa de vida que late dentro de mi. Es lejana la sensación de miedo que domino mi vida hace algunos años; siglos seguramente, lo se. Es la gota de la que hable con mi madre; antes que partiera de regreso a la totalidad de donde vino. Esa que se esparce cuando en el cuerpo en amor y conciencia dio mi forma, mi sentir.
Mis manos en oración sienten el latir de mi corazón; de donde surge mi verdad. Por cada latir del mismo es un paso hacia la aventura escrita por mi. Es un instante el que requiero para darme cuenta que sigo aquí en este ahora que hoy aprecio mas que ayer. Sin reclamo alguno solo reconocimiento.
Tengo lo requerido para ejercer el amor y respeto por mi y por todo lo que elijo. Descubro que nuevos brazos cubren mi vida. La serenidad es en momentos tan sutil que la confundo con temor. Y me doy cuenta que libero parte de mi y siento que algo se viene transformando desde hace algunas lunas y soles y estrellas.
Mueren peces y simulan ser la alfombra mágica donde se encuentra una revelación y quizás un mensaje nada oculto. Aprendí a conectarme con la naturaleza. Comprendo el sonido que emiten las aves y que decir de el de los pelícanos. Hace tiempo pensé que eran como un amuleto y hoy retiro lo dicho. Ellos son mas que eso, son una señal y un símbolo en este ahora que agradezco.
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