6 de septiembre de 2014

La paz de un padre a su hija.


He contemplado la paz en el silencio de madrugada cuando frente a mi balcón observando al árbol que por tantos años me ha dado sombra y cobijo en tantas veladas. Las noches inspiran, cierto, es una magia intima creando efectos en los cielos y poco importa que sean esas cosas que observas, lo mas valioso es lo te provoca,  lo que sientes, lo que concilias, lo que reconoces de ti y lo que rechazas también de ti.

Como puede hablar un padre cuando ha partido desde hace años de tu vida. Como conciliar la confusión ante el abandono nada comprendido de un padre cuando se suicida. El viento es el emisor de los mensajes del Espíritu. Entra por las ventanas y también se acomoda; te acomoda, en el balcón y comienzas a escuchar el silencio del lenguaje sagrado de la humanidad. Solo así concibes el dialogo abierto y directo, sin comas o puntos que separen el sentir  ante el concilio nuestro, con los seres que siguen siendo consciencia, libres del cuerpo, singulares y mas amoroso de cuando estuvieron contigo.

En la paz se logran victorias sagradas que enmarcan el nacimiento de un ser distinto a lo que suponemos debió "ser" cuando esto no surge de nuestra real naturaleza; hijos de Dios, si el desprendernos del cuerpo, brinda la paz de una reconciliación, entonces es sagrada y nos conecta con lo mas olvidado por la humanidad, el Amor.

El camino es la paz, por que se viste de Amor, va dejando señales para quienes vamos en el mismo camino de la vida, en sus diversos senderos siempre hay un punto de encuentro para dialogar en silencio y la voz del viento sutilmente nos lleva a la comprensión de la palabra de nuestro Gran Espíritu.  La paz se ha dejado de buscar fuera de nosotros, muchos hemos recordado que en nuestro pensar ya esta dando frutos y se crea. Del  corazón se eleva este sentimiento para ser pensamiento.

Dispuestos ya a manifestar la Paz de Dios en el mundo.

Martha Vega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario