27 de marzo de 2010

El Espíritu de un niño





Era un árbol grande y firme y con una melena frondosa con la cual el viento jugaba. Algunas de sus hojas en Otoño caían y eso representaba un cambio requerido para recibir las de una nueva de temporada. Sin duda que el árbol se sabia especial y en sus cortezas se escribía su historia y era huella indeleble de que en el había también memorias del hombre. 
El segundo árbol  muy cerca del primero era de menor tamaño e igual de firme en la tierra con sus raíces a flor de la misma. Daba la apariencia de estar vencido por el tiempo. Sin embargo podía apreciarse su belleza. Era el refugio de aves y resguardo sus crías hasta que emprendieran su propio vuelo.
En el mismo lugar donde estaban los arboles apareció el espíritu de un niño que pronto nacería a la vida en la Tierra. Irradiaba energía y danzaba al rededor del primer árbol. De pronto el árbol de melena frondosa ayudado por el viento acaricio el rostro del niño, el cual detuvo su juego y le pregunto al árbol:
- Puedo ayudarte en algo o quieres jugar conmigo?-  El árbol se sorprendió y solo atino a preguntar  -Porque solo danzas a rededor mío, el otro árbol no te agrada por su apariencia? El espíritu del niño, sabia que los hombres con el transcurso del tiempo en la Tierra, olvidaban el conocimiento con el que nacían. Se pregunto si acaso a el le sucederá los mismo y si pasara, como podría volver recordarlo? 
El espíritu del niño se poso en las ramas del árbol, diciendo al mismo tiempo que le contaría algo que seguramente el había olvidado. Tu notas las diferencias en el otro árbol porque crees que tu apariencia indica que eres mucho mas fuerte que el otro. También cuando vez que sus raíces asoman en la Tierra, piensas que eso lo debilitara aun mas y morirá. Y esto es porque así lo crees. En parte tienes razón porque en ti hay memorias de los hombres y cada una de estas pueden hacer que te equivoques en tus apreciaciones.
Ahora bien observa al árbol que crees que esta vencido o que probablemente sea un castigo de algún dios. Su Tronco casi roza la tierra y sus ramas con escasas hojas verdes como las tuyas. De el se han desprendido cortezas, tantas o mas que las que tu has perdido. El espíritu del niño, pregunto al árbol. Que piensas ahora al observarlo? Responde el árbol -Porque creció así? Siento tristeza al verlo y me invade un dolor al pensar que puede ser un castigo. Desearía hacer algo por el.
De pronto el espíritu del niño salto hacia el  segundo árbol! Diciendo al árbol frondoso, escucha lo que este árbol quiere compartir contigo:
Tu me has mirado con amor e infinita ternura, en ti tengo la sombra que no puedo brindarme. Me siento protegido al estar cerca de ti. Hemos crecido juntos, las estaciones llegan y nos hacen cambiar; al parecer despues de cada una tu, te conservas bello. En cambio yo, soy frágil, doblado y de la tierra por medio de mis raíces cuento con un alimento mas directo de los rayos solares. Nosotros teñimos montañas de verde. Ahora bien debo decirte que no es un castigo impuesto por nadie.  Estoy vivo y es mi gran regalo si me vez deforme es porque  has visto mi cuerpo.  Ahora sentirás mi alma:
Yo estoy haciendo reverencia al Creador con mi humilde cuerpo. Mi tronco no siendo como el tuyo es fuerte y mis escasas hojas tu sombra las protege.  Tu eres grande y hermoso puedes dar sombra a los hombres  y ellos te buscan. En ti marcan sus nombres, sellando un pacto de amor entre ellos.  Cuantos no  en tus ramas entrelazan una cuerda para columpiar su vuelo infantil y sueñan con alcanzar el mismo cielo con sus manos generosas.
El Espíritu del niño brinco  al árbol frondoso y en voz pausada y con infinito amor le dijo. El mismo hombre se encargara de derrumbarte en el momento que lo decida.  Y se olvidara de tu sombra como también que en ti, columpio sus  grandes vuelos infantiles, sin pensar que destruyen el simbolo del amor entre los mismos. A si son los hombres y no por ello dejan de ser almas. Cuando yo sea un hombre, iré en busca de un árbol como tu, lo abrazare y le diré que me recuerde quien soy. Y recordare que los arboles inclinados son los que protegen a los que como tu,  habrán sido cortados.  Los mismos que darán sombra y protegerán las pequeñas ramitas que nacerán de su tronco a flor de tierra.   Dejare de creer en las cosas que no me brinden serenidad. Aprenderé a confiar en mi. Si acaso me sintiera un hombre malo, invadido de culpas. Recordare al abrazarte que tengo miedo de parecerme a todos y dejar de ser quien soy.

1 comentario:

  1. Creo que ya arreglaste el escrito, muy bonita reflexion, y mas la foto que me trae tantos recuerdos de Long Beach !!!snifff!!!.
    Un abrazo

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